El ecosistema de un dungeon es infinitamente rico. Tanto, que en algunos casos este ecosistema produce extraños compañeros de trabajo. ¿Qué pueden tener en común, y de qué pueden hablar un cubo gelatinoso y un limo verde?
Nota al pie
Este blog lo llevo de forma altruista, sin ganar nada por hacerlo. Si te apetece apoyarme o darme un poquito de alas para seguir, puedes hacerlo comprándome un café con leche tocadito de una sonrisa, aquí:
¡A por el cafetico!
¡Gracias!