Los Ancianos relatan que el rol llegó hasta estas tierras importado de los EEUU, de Inglaterra y de Francia. Primero llegó en manos de gente, como productos exóticos que provenían de aquellas lejanas regiones, y poco después empezó a verse en determinadas tiendas, principalmente de Madrid, Barcelona y Bilbao (tributo especial a Guinea Hobbys, la decana de la venta por correo… no olvidemos que esa tienda se fundó para vender a Guinea cuando Guinea era una colonia española).
Los juegos de rol eran algo mágico. Las cajas que se traían en aquella época podrían considerarse auténticos incunables cuyos propietarios adquirían el carácter de dioses en sus grupos de juego. Las fotocopias circulaban libremente, e incluso se vendían.
Al igual que sucedió en el resto del mundo, los primero roleros procedían del mundo de los wargames. Hasta el punto de que surgió una cierta reacción anti-rolera por wargameros que consideraban que el rol estaba matando su hobby (sí, de una forma muy parecida a lo que sucedería posteriormente entre los roleros con el magic, y con los videojuegos :). Los jugadores de aquellos primeros tiempos serían conocidos posteriormente como «La Vieja Guardia», término que, con el tiempo, ha «engordado» hasta extenderse a los roleros de mi generación. Personalmente, que siempre respeté profundamente a aquellos gigantes que comenzaron a rodarlo todo, no me gusta que ahora se considere que la gente como yo seamos Vieja Guardia, me siento como si estuviera usurpando un derecho que no me corresponde.
Al fin, llegó el día en que se publicó el primer juego de rol en castellano, el D&D (Dalmau, 1985) que sería apoyada por tres aventuras, pero que tuvo en realidad poca repercusión en su tiempo. En aquella época estaba causando un mayor impacto la publicación de librojuegos (más conocidos, entonces, como «elige tu propia aventura») que, en algunos casos, se parecían mucho a un juego de rol en solitario (incluso existían varias basadas en el D&D). Sin olvidarnos del mítico Hero Quest (Games Workshop, 1989) un juego de tablero semejante al actual Descent (Edge Entertainment, 2008) y que nada tiene que ver con el actual Hero Quest (Edge Entertainment, 2004)
En 1985 se funda JOC Internacional, y ya nada volvería a ser lo mismo.
Tras unos años dedicándose a la distribución de juegos de tablero, se lanza a la piscina y en 1987 comienza a publicar la revista Líder (en realidad no la funda, sino que la adquiere, es una larga historia). Aunque era inicialmente era más wargamera que rolera, la Líder acabará convirtiéndose en la primera revista rolera española. Poco después publica La Llamada de Cthulhu (1988), su primer gran éxito, que fué seguido de Rune Quest poco despues (también en 1988). Con JOC Internacional se inició la Edad de Oro del rol español.
Sin embargo, por aquel entonces los juegos de rol seguían siendo algo minoritario y desconocido. La obsesión por «dar a conocer su hobby», tan típico de los roleros, y por «salir del gueto» que tan recurrentemente aparece en nuestras discusiones ya estaba entonces a la orden del día. Pero eran tiempos optimistas, y las preocupaciones mínimas, el rol no hacía más que crecer y parecía que iba a convertirse en un entretenimiento de primer orden.
Desgraciadamente, no fue así. En próximos artículos analizaremos por qué.
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