Cuando un master lleva tiempo dirigiendo, inelidublemente acaba desarrollando unas ganas tremendas por plasmar las ideas que ha utilizado en sus partidas, utiliza o piensa utilizar. Parece un proceso sencillo, que no pocos empiezan pero que muy pocos logran llevar a buen puerto. Y eso es algo que sabe todos los que lo han intentado.
Las dificultades son muchas, y gran parte de ellas conocidas por aquellos que se dedican a escribir novelas y relatos, pues la similitud que existe entre la escritura cuyo objetivo es la lectura y la escritura relacionada con los juegos de rol comparten características parecidas.
Por eso, cosas como la falta de ideas, el enfrentarse al folio en blanco (o tambien conocido como bloqueo del escritor), la continuidad a la hora de escribir, la divagación y la dispersión, etc, etc, son cosas que nos afectan tanto como a los escritores. Pero es que, además, al escribir para los juegos de rol, existen otros problemas adicionales, dependiendo de lo que se busca. Problemas con las reglas, con la estructura del texto, con la creación de personajes, y lo más dificil: conseguir que el conjunto final sea jugable e interesante.
Estas dificultades hacen que muchos de los proyectos que los jugadores de rol comienzan acaben en agua de borrajas. Deja de saberse de ellos, deja de hablarse. El tema pierde interes, y al final, se abandona definitivamente, bien al no tener ganas de continuar o bien por otro más interesante.
Sin embargo, me gustaría deciros a todos los que teneis ganas de escribir, que no lo dejeis. Todos los problemas son superables de alguna u otra forma. Si no fuese así, nadie habría escrito nunca nada, ni en literatura, ni en rol. Es cierto que algunos tienen un trabajo de cuarenta horas semanales enfocado específicamente en la escritura y desarrollo de juegos de rol, pero la gran mayoría utiliza el poco tiempo libre del que dispone para escribir, y a pesar de ello, nuevas cosas salen cada cierto tiempo.
La satisfacción de acabar un texto es inmensa, así que intentadlo. Cuando das el cierre final, y decides que el texto está completo. Cuando lo corriges, lo maquetas y los montas para su publicación, la sensación de felicidad y cansancio a la vez es inmensa, y compensa con creces las dificultades que has tenido que superar.
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