El pueblo es una sombra de lo que fue hace años. Algunos comercios todavía resisten, viendo como muchos de sus vecinos han cerrado sus puertas y marchado hacia otras zonas más prósperas, pero gran parte del pueblo se encuentra abandonado y sus casas, en distinto grado de decadencia, se muestran oscuras, amenazantes y heridas por el tiempo. Algunas de las casas se han derrumbado. Otras se mantienen precariamente, esperando a algún asaltante para demostrarle que todavía pueden llevarse algún alma con ellas antes de caer definitivamente.
Los negocios activos, a medida que sus vecinos se han ido marchando, han ido aproximándose unos a otros, buscando compañía y protección. Algunos han realizado varios traslados en los últimos meses. Otros, debido a la dificultad de sus instalaciones, se han esperado a que se vaciase un local que cubriese sus necesidades o que justificase la mudanza.
Actualmente todos los negocios que se encuentran cercando el camino se encuentran en una situación más o menos estable, funcionando con lo justo gracias a los comerciantes que siguen viajando hacia la Comarca de Vilés o vienen de ella, y las pocas familias que mantienen campos y cultivos en los alrededores son más que suficientes para la subsistencia.
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