Cuando hablo con amigos que se dedican, o que les gustaría dedicarse, a escribir para juegos de rol, me comentan que un problema que tienen a menudo es la dispersión. Cuando te dedicas a escribir y la creatividad es muy importante, cuando tienes contacto con otros juegos de rol, cuando las partidas en las que participas o sobre las que oyes hablar te gustan, descubres nuevos proyectos en los que te gustaría participar, que te gustaría llevar a cabo.
El tiempo que se tarda en llevar un proyecto de estos a cabo, dependiendo de lo que se busque, suele ser algo que lleva mucho tiempo cuando no te dedicas exclusivamente a esto las veinticuatro horas al día (o las cuarenta horas semanales de un trabajo normal). Y cuando el subidón de comenzar con un proyecto se desvanece ante la obligación de pasar las ideas a papel, las nuevas ideas suelen ser mas atractivas que las que se están realizando. El interes por la idea antigua va desapareciendo y diluyéndose. Y en la mayor parte de los casos, se acaba abandonado por la nueva idea. Eso no sería un problema si no fuera porque normalmente lo que acabo de contar es un hecho repetitivo que pasa una y otra vez. Y en algunos casos, no se finaliza ni uno solo de los proyectos en los que se aventuran sus autores.
Vamos a intentar que esto no pase con un par de reglas muy sencillas y fáciles de realizar, aunque requiere de cierta disciplina por tu parte:
- Asegurate de que el proyecto te interesa. Da igual si lo que escribes es un manual básico, un libro de ambientación para unas reglas ya creadas, una aventura o toda una campaña. Si no te interesa, no tardarás demasiado en dejarlo de lado, tan pronto surja una nueva idea que te resulte más interesante. Por ello, cuando te surjan las ganas de comenzar un proyecto, piensalo. Si crees que realmente merece la pena despues de pensarlo, lanzaté a por ello. Si mientras estas escribiendolo te surgen nuevas ideas, apuntalas. Hazlo en esa libreta de la que ya hablamos y que deberías de llevar siempre contigo.
- Aseguraté de cual es el objetivo final. Cuando estas escribiendo, no es raro que el objetivo crezca si no lo tienes claro. Una aventura se transforma en una serie de aventuras, y acaba siendo «la gran campaña». Un básico se transforma en la enciclopedia de posibles situaciones e infinitas posibilidades, dotes, habilidades, ventajas y desventajas. Una ayuda sobre una sociedad secreta para un juego acaba transformandose en un libro de trescientas páginas con ayudas, ideas, modulos, modificaciones a las reglas básicas, etc.Además, si delimitas el objetivo que estás persiguiendo te resultará más facil saber como estas avanzando. No es lo mismo saber la cantidad de texto escrito de algo que tiene un principio y un final, que la cantida de texto escrito de algo que continuamente va creciendo y creciendo.
- Define tu situación actual con respecto al objetivo. Piensa en el tiempo que puedes invertir. En la capacidad de escribir que tienes. En la posible ayuda por parte de terceros. Se sincero contigo mismo. Si quieres escribir un texto de seiscientas páginas definiendo unas nuevas reglas y no puedes escribir más que los domingos por la noche, ten claro que va a ser muy difícil que consigas tu objetivo. Si piensas crear un libro de ayuda que represente escenarios gráficos para encuentros de personajes y no sabes dibujar, es muy dificil que el libro llegue a buen puerto. Persigue objetivos que te sean posibles, y una vez los consigas, ya pensarás en lo siguientes.
- Y una vez establecido el objetivo y saber en que situación te encuentras para conseguir llegar a él, establece un plan de acción que sientas como tuyo. Un plan que te guste, que te permita seguirlo de motu propio. Si te propones un plan que te sea muy duro, vas a necesitar mucha disciplina para llevarlo a cabo, y creo que estás en esto para disfrutar con la escritura, no para sufrir con ella. Y si te propones un plan muy laxo, al no avanzar las ganas de continuar irán desapareciendo. Establecer un plan te permitirá, cada cierto tiempo, revisar el estado en el que se encuentra, comprobando los avances en el mismo, bien si el estado lo compruebas tu mismo, o si es un tercero el que te lo revisa en base a tus sugerencias y tu plan. Si tienes un amigo en el que confies, o alguien que creas que lo puede hacer, pídeselo. No creo que tenga ningun problema en ayudarte.
Como verás, estos consejos no son una fórmula secreta ni una varita mágica. Ponía Vargas Llosa en boca de Bernard Shaw que «el talento es un diez por ciento de inspiración y un noventa por ciento de transpiración», y no voy a ser yo el que le discuta estas palabras a dos escritores muy famosos. Escribir, tanto si se trata de juegos de rol como de novelas, cuesta horrores si no tienes un poco de disciplina para ponerte a ello. Y aunque no he descubierto la fórmula de la Cocacola, como se suele decir, si te puedo asegurar que si sigues estos consejos al menos el camino se hace un poco mas sencillo.
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