Y esta es la historia de como nuestra rata se transformó en un personaje jugador. La historia de una superación que, por supuesto, no va a acabar aquí.
Nota al pie
Este blog lo llevo de forma altruista, sin ganar nada por hacerlo. Si te apetece apoyarme o darme un poquito de alas para seguir, puedes hacerlo comprándome un café con leche tocadito de una sonrisa, aquí:
¡A por el cafetico!
¡Gracias!
Deja una respuesta