Los orcos son humanoides agresivos muy comunes. Su aspecto es muy variado, pero en general se les puede describir como humanos primitivos y bastos, con una postura un tanto encorvada, la frente hendida y el rostro porcino. Son criaturas recias y resistentes. Los machos miden entre 130 y 180 centímetros, y pesan entre 70 y 120 kilos. Las hembras miden unos diez centímetros menos de media y pesan unos diez quilos menos.
Su nariz se asemeja al hocico de los cerdos y los caninos inferiores asoman como los colmillos del jabalí. El resto de los dientes se muestran desagradablemente amarillentos y partidos. Su aliento es fétido y en los ambientes fríos, cuando la respiración produce vaho, esto se hace más evidente y desagradable para sus interlocutores.
Las orejas son puntiagudas y gruesas, cubiertas de vello y parecidas a las de los lobos. Sus ojos son muy parecidos a los ojos de los humanos, con un leve tono rojizo que se hace patente cuando se encuentran en total oscuridad, momento en el cual brillan con un rojo oscuro que les permite ver perfectamente.
Su piel va del verde oliva al gris oscuro, y siempre está sucia, grasienta en las zonas cercanas a la boca, y con un olor penetrante y desagradable. En el hocico y en las orejas, el tono pasa a ser ligeramente rosa-verdoso. Muchos asemejan esta tonalidad al color de la carne humana en descomposición.
El pelo es normalmente negro, corto y duro. Les cubre casi todo el cuerpo, incluyendo pecho y espalda, gran parte del rostro y por la parte superior de pies y manos. Siempre está sucio, acorde con el aspecto general y la falta de cuidado de su higiene. Si un orco come carne grasienta y la grasa le chorrea por la barbilla, el cuello y el pecho, esa grasa se quedará ahí hasta que el roce con la vegetación o con la ropa lo retire. No será el orco el que lo haga por decisión propia.
Son muy descuidados en sus atuendos, en su equipo y en su apariencia en general. Prefieren llevar ropas con colores que a otros humanoides les resultan desagradables, como el rojo sangre, rojo óxido, amarillo mostaza, verde amarillento, verde musgo o marrón negruzco, y en galas y ocasiones especiales, el morado intenso.
Las armaduras que llevan son muy desagradables. Siempre están sucias, y a menudo se encuentran oxidadas o rotas en algunas zonas. A los orcos esto no les molesta, pues mientras les sirva en combate, la llevarán puesta. Solo la abandonarán cuando se caiga en pedazos o encuentren otra mejor que les vaya. A menudo, en lugar de una armadura lo que llevan son retazos de varias, conseguidas en distintas batallas. Cuando cogen los trozos no les importa si están sucias o manchadas de sangre.
Tienen un lenguaje gutural, ronco, derivado de otras lenguas humanoides, en general de poblaciones humanas. Este lenguaje varía de tribu a tribu, pero mantiene una base común que permite a todos aquellos que hablen cualquiera de las variantes a entenderse.
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