Bienvenidos.
Me gustaría volver a daros la bienvenida, a esta casa de juguete a la que nos gusta jugar de vez en cuando. Hemos decidido cambiar los muebles de sitio, y al hacerlo, hemos intentado aprovechar la mudanza para reorganizar esto un poquillo.
Tampoco mucho, no os vayáis a creer. No hemos hecho limpieza (aunque deberíamos) y algunas páginas están más desactualizadas que nunca (al igual que algunos artículos publicados). Quizá en las páginas, en los próximos días o semanas o meses, centremos nuestra mirada con espíritu de revisión, y nos pongamos a limpiarlas de polvo y paja y a mostrarlas como deberían de ser en los momentos actuales. Quizá no.
Desde luego, en los posts no vamos a gastar tiempo. No hay tanto para poder hacerlo, y si bien es cierto que en la mudanza nos encontramos con mucho material que ya no se usa de todo tipo, es material que hemos estado escribiendo durante muchos años.
Al realizar la mudanza uno de los impulsos fue eliminarlo todo. Quedarnos únicamente con aquellos posts realmente útiles (los relacionados con Trasgos y Mazmorras) y olvidarnos del resto. Pero no pudimos. La historia que hay en el blog es nuestra historia, y borrarla es borrar no solo los errores, sino también los aciertos. Así que ahí sigue todo.
Pero es cierto que necesitábamos comenzar de nuevo. El material que aparezca en el futuro tiene que ser diferente, o tiene que notarse que es material de otra época, de esta, en la que las ilusiones que nos impulsan son otras. Así que cogimos todo el material y lo metimos en una categoría. Todo, ahí, ala, a lo loco. En la categoría de Antiguos.
Porque eso es lo que es. Nuestra antigüedad. Nuestra historia. Aquello que nos llevó hasta lo que somos hoy, y que no hay que olvidar, pero donde tampoco tienes que vivir. El pasado.
Hoy empezamos una nueva época, donde haremos algunos cambios a algunas páginas, pero donde en general, todo apunta a lo nuevo. Un abrazo desde esta nueva época.
Nota al pie
Este blog lo llevo de forma altruista, sin ganar nada por hacerlo. Si te apetece apoyarme o darme un poquito de alas para seguir, puedes hacerlo comprándome un café con leche tocadito de una sonrisa, aquí:
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¡Gracias!
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