He de reconocer que en este tema tengo un problema. O, bueno, en mis mesas no ha sido un problema (o nadie lo ha comentado nunca) pero podría ser un problema viendo el estilo de juego que comentan otras mesas.
Me explico. En todas las mesas que he jugado durante bastante tiempo (no cuento jornadas ni partidas sueltas) las bromas, chascarrillos, salidas de tono, chistes, comentarios jocosos y metajuego han sido una constante. Es algo que se nos da bien. Y no ha sido en una única mesa, sino en todas. En estos momentos, Los Lanzaos de Seattle, con quienes mas frecuencia comparto dados, no solo es algo común, sino que nos vanagloriamos de ello en una cuenta de twitter creada ex-profeso para ello.
Así que cuando se me pregunta que «¿cómo mantengo la concentración?» mi respuesta debería de ser… «¿qué concentración?».
Y, sin embargo, algo funciona bien. Hemos jugado a bastantes juegos, y dentro de cada juego, hemos avanzado bastantes historias. Y con esto no quiero decir que seamos superguais y los mejores jugando, sino que realmente la historia ha ido avanzando en todas y cada una de las partidas, y han avanzado bastante, sin dobles juegos, sin trampas, yendo de un lado a otro, hablando con la gente cuando toca hablar, peleándose cuando toca pelearse, y, sobretodo, intercambiando ideas.
Así que supongo que dentro de todo el caos, realmente mantenemos la concentración. Aún me pregunto como. ¿Alguna idea?
Esta entrada pertenece al Desafío de los 30 días. Puedes ver las reglas aquí, y al resto de los desafiantes en este post.
Esta entrada y el resto de entradas del Desafío de los 30 días van a ser etiquetadas con el hashtag #Desafío302014 propuesto por Jesús Rolero.
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