Árdol (CM): «El Señor Oscuro», “el Enemigo”. Dios de los orcos, de la violencia y del egoísmo. Hubo un tiempo en que fue el más poderoso de los dioses pero buscando más poder se corrompió, consiguiendo que Praetes le expulsara. Desde la Era de la Oscuridad vive en las profundidades de Aleph, lamiendo sus quemaduras y tejiendo complicados planes para destruir a sus enemigos.
Árdol actúa como un ser vengativo, intrigante y retorcido, además de inteligente y violento. Odia a los dioses que mantuvieron el favor de Praetes, y vive con el deseo de verles arrodillados a sus pies. Entre sus aliados recientes se encuentran los demonios, y es de los pocos dioses que pueden poner los pies en el Infierno sin ser atacados por las hordas demoníacas. Este privilegio le permite viajar a los Infiernos a «visitar» a su antiguo «amigo» Krummel para regocijarse con su dolor, especialmente cuando alguna población enana es masacrada por un ejército orco.
Los acólitos de Ardol deben cumplir los siguientes requisitos:
- No pueden tener alineamiento Bueno.
- Tienen que impedir que la luz del sol toque su piel. (Es por ello que suelen hacer sus cosas de noche y/o llevar capas negras que les oculten por completo). Esta prohibición puede dejarse de lado si con ello sirven a un plan malvado.
- Deben realizar un acto de crueldad a la semana y uno de extrema crueldad al año.
- Cada cinco niveles, obtienen una mutación caótica.
- Ardol detesta la debilidad. La magia de curación hacen la mitad de efecto sobre un acólito de Ardol.
- Si un acólito de Ardol utiliza la pericia Furia Berseker, esta contará como si tuviera un nivel más.
Los sacerdotes de Ardol reciben las siguientes esferas: Oscuridad (9), Guerra (5), Corrupción (3)
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