Todo proceso creativo relacionado con la escritura avanza a través de una serie de etapas que llevan el proyecto desde la mera idea hasta el texto final. Sin embargo, este artículo no puede ser sino un acercamiento general, pues cada escritor afronta cada una de ellas de una forma distinta, y le resultan más fáciles unas que otras. Además, para cada proyecto es posible que sea necesario invertir más tiempo y concentración en algunas, mientras que otras pasan casi de corrillo. Estos dos factores hacen que aunque en lineas generales el esquema de trabajo sea el mismo, cada proyecto se realiza de forma única y diferente. Sin embargo, conocerlas y realizarlas por orden es una buena manera de conseguir que el escritor desarrolle una practica que le sirva para trabajar de una forma más facil en el futuro.
Así que vamos a definir las siguientes etapas:
1 – Preparación:
Durante esta etapa el escritor sabe que desea escribir algo, y posiblemente tenga la idea general, pero no sabe exactamente lo que es. En esta etapa, el escritor se dedica a juntar toda la información posible, a visualizar lo que desea y a crearse una visión general. Dependiendo del proyecto, la información a recopilar puede ser de un par de búsquedas en internet, del uso de conocimientos propios, o de meses de recopilación de información de periódicos, hemerotecas, etc.
2 – Incubación:
El escritor de juegos de rol ya tiene la idea y la información, pero le falta la chispa de la que hablabamos en la trampa de la inspiración. Es necesario dejar que el tiempo pase, que se madure la idea, y se mezcle con las información disponible, macerandose. Para proyectos cortos, sin embargo, la maceración y la preparación es posible que surjan a la vez, por lo que ambos pasos pueden unirse en uno solo. En algunos casos, para proyectos largos, pueden surgir una serie de pequeñas ideas fruto de la maceración de partes del proyecto. Esas ideas pueden ser apuntadas, para desarrollarlas más adelante, incluso siguiendo este mismo esquema.
3 – Descubrimiento:
Surge la chispa. El proceso de maduración ha dado su fruto, y encuentras la idea que te hace falta. El ángulo de visión que estabas buscando. El paso para ir de una escena a otra que buscabas. El nombre del objeto, personaje o sitio que llevaba tiempo en la punta de la lengua y que se resistia a avanzar. Es importante que cuando venga, lo apuntes. Te puede venir durante la noche, mientras vas en autobus o en medio de una película. Pero igual que viene, tambien puede irse, y volver a esa parte de la punta de la lengua de donde más cuesta sacar las cosas. Si te lo apuntas, está atrapada y no tiene escapatoria.
4 – Escritura:
Y ahora ya esta. Llega el proceso de la escritura. El que a mi me suele costar un 90% del esfuerzo de creación, y a otros, como nuestro lector Marce, considera que está mas por el 60%.
Hay que decir que como en todo lo relacionado con la creatividad, esto no es un proceso fijo e inamovible. Es posible llevar varios procesos creativos al mismo tiempo y en la misma (o distinta) etapa. Mientras escribes uno de ellos, el siguiente entra en la fase de descubrimiento, y lo que escribes te sirve como preparación para el último. Hay que tener mucho cuidado en no caer en la trampa de quedarse en las tres primeras etapas, y siempre tener uno de los proyectos que se realizan en la fase de escritura, o acabaremos bloqueados.
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