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D30D 4ª – ¿Narrador arbitro o narrador guía?, ¿las dos cosas?, ¿ninguna?

En esta pregunta, y en otras de este estilo, voy a ser lo que se suele decir «una gallego». Creo que los extremos no son buenos, y en este caso es uno de ellos. No creo que haya que ser ni solo arbitro ni solo guía, sino un punto medio entre ambos.

Creo que un máster debe saber encontrar el punto medio que gusta a sus jugadores. En mi caso lo he encontrado, y lo he encontrado a base de prueba y error. Soy un máster que simula ser narrador, pero de vez en cuando realiza funciones de guía sin que se noten.

Una broma que teníamos en mi grupo de juventud era precisamente, una de esas cosas que nos hacían reírnos de los másters guía. Resulta que en una partida de Shadowrun decidimos meternos en un edificio para buscar nosequecosas. La cuestión es que el edificio era de oficinas, y no uno de esos de máxima seguridad ni nada. Simplemente, un edificio de oficinas más.

El máster, que no tenía preparada esa parte y que no tenía ganas de que diéramos un salto demasiado grande en cuanto a la trama (se ve que el edificio era importante hacia el final de la aventura) nos puso dos miembros de seguridad un tanto tochos en la puerta. Tochos del estilo de «veis dos trolls con multitubo que os miran amenazadoramente… y al ver que dais un paso hacia el edificio comienzan a girar el multitubo».

Para que lo entendáis, los trolls son de los bichos humanoides mas salvajes de Shadowrun. Y el multitubo es lo que nosotros llamabamos a aquello que hace girar el indio grandote en la película de Depredador y que de un barrido limpia el bosque.

Curiosamente, al final de la partida, cuando ya no había problemas en ir al edificio, los trolls con multitubo ya no estaban.

Claro, a partir de ahí, cada vez que alguien quería que los personajes no fuesen por ahí, utilizando el metajuego del que hablaba en la entrada anterior, comentaba que broma «y veis a dos trolls con multitubo»… ya fuera Dungeons & Dragons, Star Wars, Far West, EXO…

Precisamente, la broma dejaba claro que eramos un grupo que no nos importaba que de vez en cuando los másters dejasen pistas para dirigirnos, o incluso que directamente nos apuntasen en una dirección… siempre y cuando no se notase. Si se nota, te cargas la partida.

Esta entrada pertenece al ciclo del Desafío de los 30 días, en su 4ª edición, que puedes seguir aquí: Desafío de los 30 días