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La llegada de los crowdfundings

Hace un año tuve que realizar, por temas que no vienen a cuento aquí y ahora, un análisis del fenómeno conocido como crowdfunding, su significado y una valoración sobre la situación en ese momento. Desde entonces, y con la evolución que ha ido tomando el tema, he podido ver que gran parte de las suposiciones que aventuré se han ido cumpliendo, aunque he de reconocer que a mayor velocidad de lo que me esperaba.

Desde entonces, y hasta hoy en día, he escuchado muchas críticas sobre el micromecenazgo, e incluso a bastantes amigos que se han mostrado un tanto agobiados con el tema, y me gustaría quitarles un poco de ese agobio. Desgraciadamente, no lo puedo hacer desde el punto de vista de la desaparición del mecenazgo, sino todo lo contrario.

Obviamente, yo no puedo estar en posesión de la verdad suprema, y todo lo que voy a plantear es una suposición en base a lo investigado, a unas primeras suposiciones que han sido acompañadas por una evolución lógica y a unas conclusiones bastante consecuentes de lo que hemos ido viendo estos meses. Como no voy a borrar el artículo, dentro de unos años podremos volver aquí y reírnos de las tonterías que dije (que estoy diciendo).

Dos cosas. Aunque he intentado hacerlo lo más general posible, este es un blog de rol y afines, y esta muy centrado en enfocarlo hacia los crowdfundings en este ámbito. Siento que en algunos casos la generalidad se pierda en base a lo concreto. Y en cuanto hablo de empresa editora, no me refiero a editorial, y menos a editorial de rol, sino a empresa editora de proyecto, que puede ser editorial, discografía o productora de películas.

Los crowdfundings, ¿qué son?

Si alguien no se ha enterado, los crowdfunding son una financiación en masa que se caracteriza por la cooperación colectiva que es llevada por un grupo de personas para conseguir los recursos necesarios que permitan tirar adelante un proyecto. Es decir, alguien necesita recursos para llevar a cabo un proyecto de cualquier tipo y pide ayuda a todos aquellos con los que puede contactar, para que aporten lo que puedan.

A partir de ahí, los crowdfunding tienen varias características que no tienen porque compartir unos con otros y que en muchos casos dependen de la plataforma a partir de la cual se presente la petición de ayuda. Por ejemplo, hay crowdfundings que se han ido realizando mientras durante todo el proceso de desarrollo del proyecto, como en el caso de la película «El Cosmonauta». Hay plataformas, como Kickstarter o Verkami, que obligan a conseguir la totalidad del dinero necesario para llevar a cabo el proyecto antes de realizar cualquier cobro a los mecenas. Hay plataformas que se centran en proyectos cerrados cuya salida tan solo será aceptada de amigos y familiares (Profounder) o para ONG’s (Causes). Hay crowdfundings que proporcionan otros recursos, además de dinero, como materiales, mano de obra, etc.

Todas estas plataformas y opciones van a ir variando en el futuro y mientras unas van a ir desapareciendo, otras van a ir asentándose y marcando el rumbo a las siguientes formas de financiación.

¿Quién puede hacer un crowdfunding?

Todo el mundo. Ojo, que la pregunta no es una tontería. Las plataformas de crowdfunding se han establecido como las formas más comunes de realizar este tipo de financiación, pero por una simple razón: son las opciones más fiables dentro del entramado oscurantista y amenazante que significa Internet. Pero eso no significa que tu, en tu casa, y con ganas, coraje y un elevado conocimiento legislativo sobre todo lo relacionado con realizar movimientos de dinero y sus implicaciones legales, intentes lanzarte a conseguir una financiación de este tipo.

Es obvio, y no creo que haga falta que te convenza, que la idea de que una plataforma que lleva creados miles de proyectos de crowdfunding tenga mucho más éxito que Juan, también conocido como «El arrasador» en los foros de rol, en conseguir el dinero. Porqué «El arrasador» será un hacha a la hora de convencer a amigos y familiares, pero Kickstarter (por poner un ejemplo) ofrece algo que Juan no. Y es la imagen de confiabilidad.

Sin embargo, no es necesario trabajar a través de una plataforma para que tu proyecto de crowdfunding funcione. Volviendo a un ejemplo ya comentado, la película del Cosmonauta se ha logrado gracias a un crowdfunding directo. Y si, ahora todo el mundo conoce este proyecto y muchos no dudan en darles dinero sin conocerlos, pero cuando comenzaron, muy pocos sabían algo de «estos locos». Y si no os lo creeis, fijaros en este enlace de Verkami, donde no consiguieron ni llegar a 1000€.

Si logras mover la suficiente gente, podrás obtener la financiación que necesites con éxito.

¿Es malo el crowdfunding para los aficionados?

Obviamente, no. Hay muchas quejas sobre el uso del crowdfunding que las empresas y editoriales están utilizando, pero estas quejas se basan, sobretodo, en un problema personal sobre el propio crowdfunding y la situación actual de este tipo de iniciativas.

De hecho, es la opción más democrática que puede presentar cualquier empresa a la hora de planificar los productos acorde a los gustos de los aficionados, ya que este tipo de iniciativas mueve la creación de productos que realmente interesa a los aficionados.

Las quejas, en muchos casos, vienen determinadas por lo siguiente:

  • No puedo tener el producto en el momento en el que lo compro: Esto es cierto. Los crowdfundings están enfocados hacia la consecución de un proyecto. Si el proyecto se va a comenzar en el momento en el que la financiación se complete, implica que el periodo de trabajo comienza desde dicho momento. En algunos casos, como libros o música, es posible que el producto (texto o canciones) ya esté finalizado. Pero aún así aún queda un largo proceso de maquetación, diseño, arreglos, etc, etc. Y eso puede llevar, mínimo, un par de meses.
  • No puedo comprobar como es el producto antes de comprarlo: También es cierto. En los casos en los que haya productos anteriores (una editorial que ya haya sacado alguna aventura, un grupo que haya sacado un disco, etc) puedes tener una aproximación de lo que va a salir. Por ejemplo, si la Editorial Sombra decidiese sacar un crowdfunding sobre un suplemento para EXO, más o menos ya sabrías si te gustaría o no. Si Holocubierta saca otra campaña para Aventuras en la Marca del Este, tendrás una idea aproximada sobre si te gustará o no.
  • Todo lo están sacando por crowdfunding, deberían arriesgarse y ya: Esto es un error achacable a la poca empatía que tiene el aficionado común hacia la empresa/editorial. Las empresas se arriesgan siempre, y los crowdfundings les sirve para minimizar esos riesgos. Una empresa que va a sacar unos dados para Fudge y no recibe la financiación necesaria acaba de descubrir que esos dados no interesan lo suficiente, ya que los aficionados pueden estar prefiriendo los que lleva sacando Chessex, por ejemplo. Si Nosolorol tuviera que decidir entre una aventura para Aquelarre o una continuación de El Judío Errante, teniendo solo pasta para uno de los dos, lógicamente tirarían por la de Aquelarre, aunque yo preferiría que fuesen a por el segundo. Preguntando por crowdfunding, podrían, dependiendo de la respuesta de los aficionados, incluso tirar adelante los dos. Es decir, al arriesgar menos, pueden aprovechar en lanzar más cosas que los aficionados desean. Y esto también les obliga a ser más creativos y a estar más activos con los productos. ¿Creéis que gran parte de los productos de D&D 4E habrían salido si se hubiera consultado mediante un crowdfunding?
  • Esto del crowdfunding es otra burbuja que acabará explotando: Adoptemos la definición de que una burbuja es una subida anormal y prolongada del precio de un activo o producto, de forma que dicho precio se aleja cada vez más del valor real o intrínseco del producto. Esto es relativamente falso. Los productos trabajan sobre proyectos unitarios, en los que los aficionados presentan sus condiciones. Pensad que una empresa que realiza una campaña de crowdfunding ha de presentar un precio. Y este precio se ha de valorar por parte de cada uno de los posibles clientes. Carlos de la Cruz ya habló de un caso en el que el precio le parecía excesivo (y se lo compró). ¿Porque se lo compró si creía que el precio era excesivo? Por que creía que, por 35 dolares, el pdf, le merecía la pena (y por afán de completismo, obviamente :-D). ¿Que hubiera pasado si no se hubiera logrado llegar al mínimo? El libro no hubiera salido. Posiblemente ha existido una burbuja y ha explotado… pero sobre ese proyecto. Eso le hubiera dado una idea a la empresa que quizá sus precios no sean del gusto del público. Y hubiera acabado autorregulándose. Y si no hubiera sido ella, otras empresas le hubieran autorregulado, manteniendo unos precios más acordes al común de los aficionados. Esto obliga a que las empresas, acorde a su categoría y a la de los productos que van a publicar, regulen los precios según crean que va a responder su público objetivo.
  • Los crowdfundings a veces pueden no salir, ya que no se trata de un compromiso, sino de una financiación: Esto es cierto actualmente, y ya se han dado unos cuantos casos bastante conocidos incluso en un entorno tan pequeño como el nuestro (Dwimmermount o Gary M. Sarli). Sin embargo, de esto hablaremos más adelante.

¿Si no es malo per se, es bueno?

El crowdfunding tal y como se encuentra hoy en día es una opción muy buena para las empresas editoras, ya se trate de libros, películas o música, y aún más para los aficionados. La evolución natural del crowdfunding minimizarán algunos de los problemas que existen actualmente. Vamos a revisar las ventajas, aunque algunas ya hayan sido comentadas anteriormente:

  • Minimiza riesgos: Ya se ha comentado esto, pero me gustaría añadir que los riesgos que minimiza no va en detrimento del gusto de los aficionados, sino a su favor. Es decir, al ser los aficionados los que deciden, mediante su aportación o no, la viabilidad de un proyecto, la editora podrá lanzarse a realizar productos que al principio le puedan resultar impensables. Por ejemplo, una empresa podría considerar que es buena idea sacar un libro de personajes no jugadores en una ambientación determinada. Lanza el crowdfunding, y descubre que a la gente le apetece eso tanto como que le canten una sardana un domingo a las siete de la mañana, a pesar de ser algo relativamente barato de producir. Y luego, por probar y tras hacer cálculos, propone la publicación de una caja que incluye el manual básico, lápices, una pantalla y un conjunto de dados, añadiendo uno de cien caras, creyendo que a nadie le interesará, ya que la anterior edición del básico ha salido escasamente un año antes. Y va, y descubre que el aficionado está totalmente a favor, ya tiene la financiación y puede lanzarse a por él.
  • Quita sentido a la «piratería»: Ahora mismo muchas empresas se encuentran buscando un nuevo modelo de negocio que les permita afrontar la nueva situación a la que hemos llegado debido a la existencia de Internet. Y aunque no se trate de piratería (la legislación en España es clara al respecto, por mucho que digan lo contrario), las empresas necesitan una entrada de dinero (de algún tipo) por cada esfuerzo que realizan. Los proyectos lanzados mediante crowdfunding ya han alcanzado, una vez aprobados, el mínimo necesario para ser considerados rentables. El dinero que exceda de la base necesaria ya entra dentro del terreno de los beneficios (aunque con los posteriores premios, realmente no es todo beneficios) y permite incluso reediciones a fondo perdido o como base para trabajar en nuevos proyectos. Que en estas condiciones se produzca un intercambio de archivos de proyectos entregados entra dentro del terreno de la promoción, que le ayudará en los futuros proyectos realizados por crowdfunding.
  • La financiación va en base a las necesidades y posibilidades del cliente: Esto es una grandísima ventaja, y el que no esté de acuerdo es que no sabe de que va la vida. Pongamos dos ejemplos. En el caso de los libros, por ejemplo, las opciones están muy claras. PDF (o ePub o similar), libro de bolsillo, libro normal, y edición de lujo, más etc, etc. En mi caso, por ejemplo, las aventuras de rol posiblemente me las pillase en pdf, mientras que los manuales lo hiciese en libro físico, mientras que un manual de Trasgos y Mazmorras, lo haría en edición de lujo ;-). Con la música, ídem. Mp3, cd, cd de coleccionista, cd + dvd con vídeos de la grabación, etc, etc. Igual me interesa una opción que contenga la posibilidad de ir al concierto. O solamente el mp3, si tan solo me gusta escucharlo. Y unas ediciones u otras implican la posibilidad de pagar una cantidad u otra. Yo por música cada vez pago menos, mientras que por libros sigo adquiriéndolos a buen precio.
  • Crea una comunidad de intereses afines. Goodman Games, hace tiempo, sacó una tanda de aventuras en pre-venta (no nos engañemos, pre-venta es una versión ligera del crowdfunding, con más riesgo y menos transparencia). Yo me apunté, porque las aventuras para el DCC RPG me gustan mucho, tanto en aspecto como en historia. Desde entonces, Goodman Games tiene mi mail, y sabe que cuando quiere informarme de algo relacionado con este tipo de productos, puede enviarme las novedades o noticias que considere. Con toda la tranquilidad del mundo, yo podría borrarme de dicha lista de correo, pero no lo hago porque me interesa que me informen, y lo hacen sin abusar y manteniendo el interés. Una empresa que realmente desee trabajar con el grupo de clientes que han adquirido un tipo de producto, y desea hacerlo de una forma adecuada, tiene todo un mercado ganado cada vez que planea un nuevo proyecto.

Evolución del crowdfunding

La situación actual no es definitiva. Al crowdfunding le queda un largo camino por delante para afianzarse, y para ello debe pulir algunos de los problemas que se detectan actualmente, en concreto, dos, de los que vamos a hablar ahora, y que están claramente relacionados con la situación actual de los crowdfundings.

En concreto, el problema que tienen los crowdfundings es que en su mayor parte utilizan plataformas dedicadas a ello. Es decir, separan la entidad que ha de desarrollar el proyecto de la entidad que recoge el dinero. Esto puede parecer buena idea en estos momentos. Ayuda a personas independientes o pequeñas empresas a lanzarse a proyectos que de otra manera no habría forma de que saliesen a la luz. Sin embargo, el compromiso de las plataformas de crowdfunding pasa, en la mayor parte de casos, de ser meros intermediarios, sin mayor compromiso con el cliente que el de proporcionar una seguridad a la hora de manejar el dinero.

Esto es un coste adicional a las empresas (si no recuerdo mal, entre el 9% y el 3% de lo obtenido, dependiendo de plataformas y proyectos) que realmente no les proporciona ningún tipo de ventaja una vez consolidada su posición dentro del mercado. Las empresas editoras van a ir, a medida que pase el tiempo, integrando en sus servicios de venta on-line (en su página web, para los legos) la posibilidad de realizar crowdfundings (algunas ya lo están intentando aunque les falta transparencia sobre lo obtenido). Una editora con una buena política de cara al aficionado, un correcto tratamiento de los crowdfundings y una linea clara de edición va a tener una ventaja muy clara sobre el aficionado, ante otras editoras menos receptivas. Y dará lo mismo que sea Goodman Games, Ediciones Sombra, Editorial Planeta o Sony.

El segundo problema que podría achacarse al crowdfunding es la dificultad de proyectos nuevos interesantes por parte de desconocidos. Quizá los aficionados no se sientan tan afines a un proyecto, o un libro, o un grupo, del que nadie ha oido hablar, y que no saben que tal puede funcionar. Sin embargo, este problema es algo que las propias editoras pueden subsanar, en parte porque les interesa, y en parte porque les permite mantener cierta credibilidad. El modo de hacerlo dependería mucho de la empresa, y si me contratan podría dedicar horas y horas a explicar como hacerlo dependiendo de las condiciones y de las situaciones en cada caso. Pero a grandes rasgos y con una valoración muy superficial, decir que una empresa, por ejemplo Goodman Games, podría vender a aquellos nuevos autores que se tengan un estupendo producto que siga la linea de productos ya creados como continuidad dentro de dicha linea, y a aquellos que signifiquen una ruptura con todo lo anterior en lo que podría llamarse «colecciones bizarras», entendiéndose como «bizarro» la definición de la RAE del término (valiente).

Conclusión

El crowdfunding tiene mucho que evolucionar todavía, y lo irá haciendo a medida que sean las propias empresas las que entiendan que un modelo de financiación es mejor que otro.

No será nunca la única opción que barajen a la hora de sacar productos. Las reediciones, las ediciones que puedan ser best-sellers, o simplemente algunas ediciones por demanda que no requieran de grandes inversiones serán elementos comunes en cualquier empresa editora, pero este modelo de financiación tiene todas las bazas para transformarse en el motor que moverá el mundo de las creaciones culturales en el futuro, máxime cuando las empresas editoras se encuentran necesitadas de nuevos modelos de negocio.

Sin embargo, serán las propias empresas las que desarrollen sus propias aplicaciones de crowdfunding. Y entre ellas, acabarán sobresaliendo aquellas que tengan en cuenta las siguientes condiciones: transparencia hacia los aficionados, sinceridad sobre el producto y mantenimiento diferenciador de las lineas de negocio con políticas muy claras en cuanto a calidad, estilo y objetivo del producto. Sin olvidar el tratamiento que se de de las redes sociales y de la comunicación con los aficionados.

18 respuestas a «La llegada de los crowdfundings»

Yo creo que el crowdfunding debería utilizarse para comprobar si un proyecto dudoso es o no viable. Y no para financiar por adelantado proyectos que ya se sabe que sí que van a ser rentables, como posiblemente vaya a ser el futuro del rol, me temo.

En el mismo artículo planteo algunos casos en los que las empresas grandes podrían no utilizar este recurso. Por ejemplo, no creo se hubiera hecho con los dos últimos libros de Harry Potter, o con el tercero de Sombras de Grey. Son éxitos seguro.

Tampoco creo que se hiciese con el premio Planeta, por la siguiente razón: hay muchos (pero muchos, no os podéis imaginar cuantos) clientes potenciales que no saben que regalar, así que eligen el último premio Planeta. Este mercado también lo perderían si lo hiciesen por crowdfunding.

¿Pero en otros? Yo lo haría, en el mismo momento en el que el micromecenazgo fuese algo más extendido. Y posiblemente luego lo reeditase, si viese que funciona bien, pero no creo que me arriesgase a más.

A lo que voy es que es una transferencia del riesgo. Un riesgo que antes era del empresario y ahora pasa a ser del cliente.

Eso no tiene porqué ser malo, pero la verdad es que yo todavía no tengo claro que no lo sea

La verdad es que no me gusta pensar que el escenario sea el óptimo. Sin embargo, si que considero que el riesgo del empresario no deja de ser menor. Es cierto que ahora no tiene un riesgo real sobre el dinero, pero si sobre su reputación.

Mira si no lo que ha escrito un chico llamado Ludo Bermejo en G+ al artículo: «estoy seguro de que sí. De hecho creo que va a volver la figura del editor con más fuerza que nunca. Comprar en base a la confianza, no al producto. y si la cagas una vez, no hay vuelta atrás. :)»

Y considero que tiene mucha razón. También desde el punto de vista, por supuesto, del crowdfunding evolucionado y dependiente de la propia editora, no de plataformas independientes.

Te entiendo. A mi me cuesta participar en un crowdfunding de una empresa grande, pero creo que es una reticencia muy personal porque no estoy acostumbrado.

No es difícil aventurar lo que va a pasar en el futuro si te informas bastante. Creo que son suposiciones bastante lógicas 🙂

A mi entender el Crowdfunding supone elimnar el crédito bancario, una empresa evita tener que pedir prestado X mil euros al banco abteniéndolos directamente de los futuros cliente, abaratando de esta manera el proceso a no pagar por intereses. Si a eso le sumas que se produce lo que se va a vender, sin excedente ni gastos de almacenaje al final lo que veo es un sistema que va a beneficiar tanto a la empresa, que abarata costes, como al consumidor, que se ve beneficiado de ese abaratamiento.

Empresario es el que realiza una empresa.

Empresa es una tarea ardura y dificil

Se entiende por empresario el que arriesga su dinero para obtener un beneficio.

Con los sistemas de mecenazgo la pasta la arriesgan los compradores, que pagan or adelantado, y el beneficio se lo lleva el que monta el mecenazgo. Y además (en algunos casos, no todos) no se puede conseguir el producto fuera de la RED, esto es, no se puede conseguir en tienda tienda, por lo que esto va hundiendo el pequeño negocio tradicional, la tienda de toda la vida.

No veo mal que una pequeña empresa/editorial o un particular recurra estas cosas cuandoquiere sacar un producto.

Pero veo FATAL que lo hagan empresas ya consagradas con productos ya consagrados y que sabes que vas a vender si o si (hombrelobovampirostarwarspordeciralgunoscuyomeronombreyalosvende).

Estamos?

Por supuesto, como dijeron en Leyendas de Cthulhu (el podcast) este mes, en cuanto fallen dos o tres mecenazgos la cosa se va a caer de golpe…. y como la cosa se demore mucho y tengan aun más auge, las empresas (por llamarlas de algun modo) dejaran de sacar cosas por sí smimas y iran solo a los mecenazgos, así que cuando la cosa se vaya a tomar viento os acordareis de estas palabras…

Buenas, Christian de Kell. 🙂

Tengo que corregirte en un pequeño error, pero importante en el contexto. Empresario no es el que realiza una empresa. Empresario es el que monta una empresa, y busca minimizar los riesgos y maximizar el beneficio. En algunos casos, esto se suma a que el empresario disfruta enormemente de su trabajo, pero las empresas se crean para ganar dinero. Y esto se hace minimizando riesgos y maximizando beneficios. Puedes ser más o menos legal, más o menos responsable, más o menos sostenible y más o menos avaricioso. Pero no hay otra.

Teniendo en cuenta esto, podemos ver bien o mal que una empresa consagrada utilice un sistema seguro para conseguir beneficios, pero desde luego, es algo que siempre van a hacer, y si no es con el mecenazgo, será con otra cosa. En algunos casos, y si fueran inteligentes, podría ser ayudando al entorno social en el que se encuentran, pero siempre lo harán con el objetivo de tener beneficios y poder realizar planes a largo plazo. Siempre. Si una empresa cree que algo le va a perjudicar, no lo hará.

Dicho esto, los mecenazgos trasladan parte del riesgo a los clientes. Es cierto. Pero también nos da un enorme poder de decisión. Enorme. Tanto, que las empresas van a tener que trabajar en algo que hasta ahora podían saltarse de vez en cuando, y es en mantener la confianza del cliente, a través de una excelente calidad y una constante búsqueda de mejora. Tanto, y fíjate lo que te digo, que incluso es muy posible que no les interese crear un sistema de mecenazgos, pero que tarde o temprano van a tener que aceptar como una realidad.

Sobre lo comentado en Leyendas de Cthulhu, no lo he podido escuchar, pero no por ello creo que tengan menos razón. Posiblemente así sea, y yo me equivoque. Sin embargo, que fallen dos o tres mecenazgos no va a servir para que la cosa caiga de golpe, sino para que los mecenazgos evolucionen y se implanten de otra forma. Las redes sociales se lo permiten, y creo que sinceramente es lo que va a pasar.

En cuanto a acordarnos de tus palabras, bueno, tampoco creo que sea necesario ponerse así. Lo que no entiendo es por qué o con quién estás enfadado. ¿Con las empresas? ¿Con las empresas grandes? ¿Con el artículo? ¿Conmigo? ¿Con el mecenazgo en si? 🙂

empresario, ria.

1. m. y f. Persona que por concesión o por contrata ejecuta una obra o explota un servicio público.

2. m. y f. Persona que abre al público y explota un espectáculo o diversión.

3. m. y f. patrono (‖ persona que emplea obreros).

4. m. y f. Titular propietario o directivo de una industria, negocio o empresa.

http://lema.rae.es/drae/srv/search?key=empresario

empresa. (Del it. impresa).

1. f. Acción o tarea que entraña dificultad y cuya ejecución requiere decisión y esfuerzo.

2. f. Unidad de organización dedicada a actividades industriales, mercantiles o de prestación de servicios con fines lucrativos.

3. f. Lugar en que se realizan estas actividades.

4. f. Intento o designio de hacer algo.

5. f. Símbolo o figura que alude a lo que se intenta conseguir o denota alguna prenda de la que se hace alarde, acompañada frecuentemente de una palabra o mote.

http://www.rae.es/drae/srv/search?id=nwWJCYqFS2x5lxXrUUb

Ala, a cuestionar definiciones a otro, que yo me baso en el RAE…

No se por qué, pero parece que esta discusión te está afectando de una manera personal. No quisiera que eso sucediese. De todas formas, te comento:

Empresario (según la wikipedia): El empresario es aquella persona que, de forma individual o colectiva, fija los objetivos y toma las decisiones estratégicas acerca de las metas, los medios, la administración y el control de las empresas y asume la responsabilidad tanto comercial como legal frente a terceros. El empresario es la persona física, o jurídica, que con capacidad legal y de un modo profesional combina capital y trabajo con el objetivo de producir bienes y/o servicios para ofertarlos en el mercado a fin de obtener beneficios.

Que como verás, corresponde mas o menos a la unión de las acepciones 4ª de empresario, y 2ª de empresa que has indicado en tu comentario. Al coger una palabra, hay que tener en cuenta el ámbito en el que se utiliza, y el sentido que le estabas dando no tienen razón de ser en el contexto en el que hablamos. Y esto es importante. Si vas a manga en la RAE, verás las siguientes definiciones:

manga.
(Del lat. manĭca).
1. f. Parte del vestido en que se mete el brazo.
2. f. Tubo largo, de cuero

Y:

manga.
(Del jap. manga).
1. m. Cómic de origen japonés.
2. m. Género correspondiente al manga.
3. adj. Perteneciente o relativo al manga. Videos, estética manga.

No es lo mismo que yo te diga que un tío metió el brazo en la manga de su chaqueta que en la manga de una manguera. Y menos, si te digo que estaba leyendo un manga.

Además, hay que tener en cuenta que en la RAE (por cierto, es «la» RAE y «el» DRAE, no es lo mismo) no obliga a usar una determinada palabra o a hacerlo en un determinado sentido. No tiene esa capacidad. La RAE recoge, registra y refleja lo que los hablantes sancionan mayoritariamente. Sin embargo, las definiciones de algunas palabras, al tratar temas específicos, vienen mejor determinadas por los académicos o estudiosos del tema. Por ejemplo, me fío mucho más de los informáticos que de alguien que diga cosas como:

«El pecé es un dispositivo electrónico, en el podemos insertar cederrónes, deuvedés, disquetes, y lápices usebes»

Bueno, nos leemos.

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